Escuchaba una melodía de piano. Un video de estos que encuentras por casualidad de alguien demostrando sus dotes en el piano, el instrumento rey, el instrumento musical más relajante, romántico y sensible que existe. Había encontrado la banda sonora de Titanic, sonaba perfecto.
La recordaba. Ella era todo para mí, y me di cuenta que no…que no la tenía. La había visto, hoy vi su pelo. La vio a varios metros de él. Andaba en la misma dirección, mientras observaba su pelo moverse al ritmo de su marcha. Hoy vi su cara. Ella hablaba con sus amigas, con la gente que la acompañaban, y yo, absorto observaba como giraba su cabeza, permitiéndome ver su cara de perfil. Su nariz, apenas sus ojos, su cuello. Hoy vi sus ojos. Mientras hablaba con sus amigos se percató de mi presencia, se giró mientras seguía hablando y me miró, entonces pude ver como el foco de sus ojos se concentraban en los míos. Hoy vi su sonrisa. Esa sonrisa que me prestó poco después de mirarme, y que me obligó a devolverle la sonrisa y guiñarle el ojo. Hoy vi su cuerpo. Es cierto, ella se retrasó levemente y se acercó a mí, entonces pude observar cada una de sus curvas que tapaba su vestido. No podía dejar de mirarla pero, y a pesar de mis fuertes impulsos, tuve que contenerme, no abrazarla ni besarla.
Ahora, frente a un folio, escribo todo esto, porque me he dado cuenta de una cosa. ¿Por qué tengo ganas de llorar cada vez que sé que no puedo estar contigo? ¿Por qué no puedo resistir ante mis impulsos y, calmarme para evitar, aunque sea por un solo e insignificante segundo, dejar de pensar en ti?
Te seré claro. No sé lo que me has hecho, pero una vez que sé que eres el pecado, no quiero confesarme nunca. Tú eres lo bueno y lo malo. Tú me has dado todo, y esta noche no estás aquí, conmigo. Te he buscado, pero cuando creí haberte encontrado desapareciste. Ahora, sólo quiero que sepas una cosa, tenla siempre en tu cabeza, estés de acuerdo o no…Te Quiero
Entonces le di a opciones, a enviar, y puse tu número de teléfono.
