martes, 13 de abril de 2010

Diálogo interior

Corazón: Señor, ¿puedo hablar con usted? Es importante.
Razón: Sí, soldado, dígame.
Corazón: Verá, lo he meditado mucho y he decidido tomar una decisión.
Razón: ¿Qué decisión?
Corazón: Morir
Razón: ¿De qué demonios me habla, soldado?
Corazón: Bueno, pues...mire, alguien decía que se vive por algo; por alguien; por una meta; por un sueño. Pues bien, no encontrará en mi interior ninguna de estas posibilidades, así que creo que lo más lógico sea terminar con este sinsentido.
Razón: ¡No sea idiota! ¡Le prohibo que haga semejante barbarie!
Corazón: Lo siento señor, la decicisión está tomada.
Razón: ¡Es una orden!
Corazón: Creo que, a veces señor, hay órdenes que es necesario incumplir. Usted me ha dado la oportunidad de mejorar, de seguir adelante cuando flaqueaba. Le estaré eternamente agradecido por todo lo que ha hecho por mí. A veces, cuando el terreno era peligroso, me he lanzado antes de tiempo y usted ha sido quien me ha ordenado esperar. Me ha enseñado aguantar el tipo cuando me disparan, a resistir sus granadas, a parar sus balas. Pero señor, no quiero seguir. No se necesita un soldado si no hay por lo que combatir. Todo ha terminado. Lo siento señor, pero sólo se lo he dicho para que sepa porqué lo hago, no para que evite hacerlo.

Razón se quedó en silencio. La verdad es que le había convencido, pero no podía permitirlo, ¿que diría el resto? ¿Que más da? El corazón tenía razón. No había guerra en la que intervenir, era morir o vivir sin sentido. Para ello, mejor era terminar.
Razón: Está bien, pero haga una cosa: mañana tengo día libre, me ausentaré durante todo el día. Hágalo al amanecer, mientras los demás estén durmiendo. Ha sido un placer conocerle y haber estado en tantas guerras y conquistas.
Corazón: Gracias, señor. Igualmente, señor. La última conquista fue gloriosa, pero ahora todo ha terminado.

Al amanecer del día siguiente, la puerta del baño estaba cerrada con pestillo. Por debajo de ésta, un hilo de sangre avanzaba impune entre las baldosas del suelo.

Razón fue encontrado sin vida en el fondo de un barranco dos semanas después. La cabeza aún tenía alojada una bala y, la cara estaba manchada de sangre seca, todo había terminado, no había otro remedio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario