martes, 6 de abril de 2010

Fucking brain

De repente, todo se tuerce. En pocos días pasó de estar feliz, a gusto consigo mismo, a no querer ver el sol, no ver la gente. Se vió en la cumbre de su felicidad y ahora está en la cumbre, de la soledad. Sus amigos no le hacían caso, pasaban de quedar con él, lo habían olvidad. Y como colofón él y su chica no se entendían. También habían pasado de estar genial a no entenderse, a no tener esa conexión que había hecho especial cada uno de los momentos anteriores. Un día, estando en casa decide no salir. Sus amigos y su chica salieron juntos a pasarlo bien. No sabían que le pasaba, pero ya no era el mismo. Él vagaba por las mismas páginas de internet desde hacía horas, viendo a ver si se habían actualizado cuando oye el móvil sonar. Es su chica. Lo coge y oye una canción. Al principio no la conoce pero cuando empieza a oirse la voz del cantante se acuerda. Es una de sus canciones. Oye como ese grupo toca para ella y sus amigos en directo y oye también la voz de esa chica coreando la canción, cantándosela por teléfono. Más tarde oye a todos sus amigos junto a su chica. Cuando está acabando la canción, se corta la comunicación. Se había emocionado. Le temblaba el cuerpo y se le había erizado cada uno de los pelos de su cuerpo. En ese momento, el mar que había en sus ojos decidió salir en tromba por el lagrimal. No podía ser. No podía ser que esos amigos que había llegado a odiar ahora le cantaran. No podia ser que en el peor momento de su relación, su chica le cantara que le quería, que le necesitaba. No podían hacerlo. No tenían derecho. No podían hacerme sentir tan estúpido, pensando en que les dieran por el culo mientras ellos le cantaban cosas bonitas. Algo no cuadraba. Decidió encenderse un cigarro y apurar lo que le quedaba del vaso de ron. No solía beber pero había estado solo, le habían dicho decenas de cantantes que no era buena idea eso de mezclar penas con alcohol, pero se la sudaba, si no ahogaba las penas, se ahogaría él, que más le da, o mejor dicho, que más le daba, porque ahora, todo cambiaba. Decidió tomarse un poco de tranquilidad y pensar. Quizá ellos habrían hecho cosas que a su juicio estaban mal, fatal. Pero hay cosas más importante: saber que aunque nosotros los apartemos de nuestro corazón, hay quien va a estar esperando afuera a que les dejes volver a entrar.
Gracias

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