martes, 11 de enero de 2011

Nada más que eso

-Espera, no te vayas, por favor. Sé que puedo cambiar. Sé que puedo ser como tú quieras que sea. Puedo acordarme de ti cada dos por tres. Puedo darte toques cada vez que te recuerde. Te llamaré todas las noches aunque sea sólo para darte las buenas noches. Te dejaré mensajes allá por donde vaya para que cuando tú pases los leas. Prometo ser esa persona que era. Prometo volver a ser esa persona de la que te enamoraste.- Una lágrima venida de la frustración resbalaba por la mejilla de James.
-No te das cuenta, que el tiempo ha pasado, y que es tarde. Cometiste errores, aunque no fue sólo culpa tuya, claro está. No sé, el tiempo ha pasado, James. Yo no te quiero hacer daño, pero es así. Ahora dices que no vas volver a  enamorarte nunca más, pero no es verdad. Volverás a encontrar a  otra chica, mejor que yo seguro, qy te dará lo que yo ya no puedo darte. James, como en las películas, los trenes sólo pasan una vez, y ese tren ya pasó. Olvídalo.- Rose tenía una cara triste, como recordando todo aquella herida que fue el tiempo que había sufrido por James, pero que había cerrado con el paso de las hojas del calendario. Se despidió con un beso en la mejilla y un: "Adiós" que supo a punto y final. Dio media vuelta y echó a caminar por una de las calles oscuras, alumbradas por farolas. Entonces James se quedó mirando como la figura de Rose se marchaba y dijo alzando la voz:
-No puedo enamorarme de otra chica. Aún me estoy enamorando de ti.
La delgada figura de Rose se detuvo. Se quedó ínmovil por momento.
Por cierto, en las películas siempre pasa otro tren.- Pronunció James casi sonriendo mientras se daba media vuelta y echaba a caminar en dirección contraria.

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